sábado, 14 de noviembre de 2015

Lectura inspiradora y urgente

Crear hoy la escuela de mañana: la educación y el futuro de nuestros hijosCrear hoy la escuela de mañana: la educación y el futuro de nuestros hijos by Richard Gerver

My rating: 4 of 5 stars


Absolutamente inspirador. Lo de siempre: el libro te elige, escoge el mejor momento. Hace varios meses que compré este volumen y desde entonces intenté empezar a leerlo. Sin embargo, cansado de lecturas ligadas a mi trabajo, opte por la ficción que felizmente me ha dado grandes momentos en este año. Y ahora, en lo más profundo de una de mis más severas crisis pedagógicas, lo retomé para felizmente encontrar un libro de gran sencillez que bien puedo asumir casi como credo. Cansado de encontrar sentido al trabajo que se hace hoy en las escuelas, no encontré aquí respuestas, pero sí recordatorios importantes y detonadores poderosos.

Ubicado en el contexto británico de hace 5 años (que seguramente no ha cambiado en lo sustantivo), el texto ofrece pautas muy útiles para sacudirnos la inercia y cuestionar qué diantres vamos a hacer con nuestros sistemas educativos. Me duele profundamente reconocer que en esto México vive un profundo retraso. Vamos décadas atrás y además seguimos queriendo imitar modelos que claramente no están funcionando en sociedades más "desarrolladas". Naturalmente, como se advierte en el libro, hay mucho de política haciendo eso posible. Y justamente por eso es necesario pensar medidas más radicales. No estoy aún claro de cómo sería eso en mi contexto inmediato, pero en esas ando.

No se resuelve mi crisis con este libro, pero recupero elementos para enfrentarla y asumir algunas acciones. Lo más urgente por ahora es compartir esta lectura con mi equipo. Ojalá hubiera forma también de compartirlo con todos los padres de la escuela donde trabajo. Buscaré el modo de hacerlo, aunque sea por fragmentos. Necesitamos un destino compartido si vamos a andar más tiempo esta aventura juntos.



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martes, 8 de septiembre de 2015

Interpretar para transformar

"Como ciudadanos de una sociedad libre, tenemos el deber de mirar críticamente a nuestro mundo. Si pensamos que algo está mal, debemos actuar en congruencia con ese conocimiento. Como sentencia la famosa frase, hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversas formas; de lo que se trata es de transformarlo."

Tony Judt


Hace unos meses leí Algo va mal, libro de Tony Judt de donde tomo esta cita. El texto plantea una serie de cuestiones sobre el modelo económico dominante en nuestros días y la forma en que ese modelo y sus estructuras lejos de resolver muchos de los problemas de injusticia, desigualdad y seguridad, ha venido simplemente a reforzarlos o extenderlos. 

Ayer por casualidad me topé con el libro y algunas de mis notas y marcas en los márgenes. Cuando llegué a este texto me pareció oportuno compartirlo con mi equipo de profesores previo al arranque del curso. La invitación de Judt me parece más que pertinente para un colegiado que pretende hacer del pensamiento filosófico algo más que solo un cúmulo de reflexiones. 

Por supuesto que me pareció también oportuno compartirlo con quien todavía se da sus vueltas por aquí.

martes, 1 de septiembre de 2015

Nuestra patética sociedad antiséptica

"The new protectiveness may be teaching students to think pathologically".
No puedo estar más de acuerdo con un inquietante artículo publicado en The Atlantic, de donde tomo la frase anterior. El texto se titula How The Coddling of the American Mind y agrega a modo de preámbulo: "In the name of emotional well-being, college students are increasingly demanding protection from words and ideas they don’t like. Here’s why that’s disastrous for education—and mental health". Es un artículo extenso pero merece ser leído con calma.

Esta sociedad antiséptica que hemos ido construyendo es lamentable y puede terminar siendo nuestra perdición. Coincide mi lectura de este texto con mi reencuentro con Bradbury y 'Fahrenheit 451'. De las páginas de esa visionaria novela comparto un fragmento que viene a cuento:
"You must understand that our civilization is so vast that we can't have our minorities upset and stirred. Ask yourself, What do we want in this country, above all? People want to be happy, isn't that right? Haven't you heard it all your life? I want to be happy, people say. Well, aren't they? Don't we keep them moving, don't we give them fun? That's all we live for, isn't it? For pleasure, for titillation? And you must admit our culture provides plenty of these. [...] Coloured people don't like Little Black Sambo. Burn it. White people don't feel good about Uncle Tom's Cabin. Burn it. Someone's written a book on tobacco and cancer of the lungs? The cigarette people are weeping? Burn the book."

miércoles, 24 de junio de 2015

¡Es increíble! Casi un año sin una palabra en este blog. De pronto alguna reseña en Lectores Revolucionarios o en el Backup de mis experiencias culturales... pero aquí, nada. Cierto que hace tiempo clausuré de cierta manera esta ventanilla, pero es cierto también que de vez en cuando algo me ha traído de vuelta. Sin embargo, este año ni la muerte ni la vida -y vaya que ambas se han presentado de vez en cuando- me han hecho venir a escribir.

Y me doy cuenta hoy porque necesito inspiración y vine a ver si aquí encontraba alguna pista arrojada por mí mismo. Inspiración para 5 graduaciones que me tocará presidir este año, y entre ellas una especial: la primer generación de bachillerato en Monclair. Algunos de estos chamacos entraron conmigo al Colegio hace 6 años. Llegamos juntos a 1º de Secundaria pues, si bien yo era desde entonces el Director de la escuela, me tocó ser su maestro de Español.

6 años. Y aquí sigo. No sé bien por cuánto tiempo más. No sé cuánto soportará mi débil cuerpo, mi frágil mente. Estoy cansado. Pero sigue habiendo algo más poderoso que mi cansancio. Y mientras ese algo siga operando, parece que aquí seguiré un rato más.

En fin, solo veía a recordarme a mí mismo que hace casi un año no escribía nada en este territorio. Ya no prometo nada, porque de escribir, está claro que no cumplo.